Sobre la situación económica diré algo que ya suena trillado: “El docente no posee una buena posición económica”. Sin embargo según estadísticas tampoco está situado en la pobreza o pobreza extrema, se le puede situar promedialmente en un término de clase media a clase media baja. Esto se debe al mal manejo de recursos, la mala distribución de los mismos en los distintos sectores del Estado y de la sociedad. Podemos echarle la culpa al estado, podemos echarle la culpa a las instituciones por no apoyarnos. Pero también podemos mirar hacia dentro. En nosotros mismos está la respuesta, en cada uno de nosotros como individuo o como sociedad, como una nación. Como dije “El docente antes que ser profesor fue, es y será siempre una persona humana…”. La persona humana está en constante proceso de aprendizaje, y este aprendizaje debe ser llevado a cabo de manera integral. Un factor muy importante a desarrollar en la persona humana, y creo es primordial fortalecer en un profesor es: Su carácter. Esto implica su personalidad[1], su identidad y sobre todo su Fuerza de Voluntad. Esto es muy bien comprendido por los alemanes quienes, según Sergio Scalise[2], poseen una perdurable voluntad pedagógica, y es gracias a esta que su nación salió victoriosa de la Guerra de 1870 contra el Imperio Francés, y cabe decir que su persistencia en ello la ha llevado a ser una potencia a nivel mundial. También podemos mencionar que la ética griega se orientaba a la formación del carácter, sin embargo no busca eliminar los deseos, sino encauzarlos hacia la virtud o la felicidad, es decir, tratar de conseguir que los deseos y la sensibilidad de cada uno no obstaculicen ni entorpezcan el camino hacia la vida feliz. Por lo tanto, es feliz aquel que supera sus problemas y logra canalizar sus aspiraciones, ambiciones y sueños hacia la virtud. La virtud que como se dice en la Ética a Nicómaco de Aristóteles es un punto medio entre dos extremos ya sea por defecto o por exceso. Por ejemplo: entre la temeridad y la cobardía tenemos la valentía. Pero no desarrollaremos el tema de los alemanes y griegos aquí, estamos hablando de nuestro país: Perú. Una nación cuya sociedad cada vez se hunde más y más en un síndrome de baja autoestima que parece ir aumentando de manera progresiva al pasar de los años.
Los ciudadanos de nuestra nación no parecen haber desarrollado su fuerza de voluntad, son gente que camina con la cabeza gacha y las manos en los bolsillos, dejan correr el tiempo y no son capaces de levantarse y modificar su entorno. Algunos autores piensan que nuestra sociedad, nuestro país está así desde la llegada de los españoles, que el Perú “se jodió” por la invasión de estos en nuestro territorio y que desde ese momento no hemos tenido más que fracasos tras fracasos, crisis tras crisis. Nos convertimos en un país que prioriza su deuda externa antes que la implementación de un buen servicio de salud, educación, entre otros beneficios.[3] Sin embargo, en vez de sentarnos a analizar las crisis del Perú[4], sus orígenes y causas, debemos sentarnos a pensar como podemos aportar a la solución de los problemas y crisis de nuestro país.
Esta sociedad tiene lo que Paul Jagot llama: Timidez frente a los problemas. Jagot en su libro La Timidez Vencida[5], hace énfasis en reconocer que no existe una sola forma de timidez, sino muchas, y aquí el clasifica: La timidez al público, al trabajo, a los amigos, frente a los problemas. Estas formas de timidez pueden solamente ser tratadas por una persona que las conozca y que sepa como vencerlas (Jagot, 1976). Pasándolo al caso de los docentes: Si nuestro maestro tiene baja autoestima o timidez frente a los problemas ¿Cómo podría hacerles frente y enseñar al estudiante que los supere? El docente peruano lamentablemente no ha tomado consciencia de su rol dentro del desarrollo y progreso de la sociedad, por lo menos no la mayoría. No cae en la cuenta de que él tiene como misión formar, instruir, orientar, guiar, direccional, en síntesis, Educar a sus estudiantes, que al fin y al cabo terminarán siendo los ciudadanos que en un mañana tendrán en sus manos las riendas de nuestro país. Se enfrasca y enrosca en lo que considera su única traba: Su mala situación económica. No es capaz de enfrentar sus problemas, de superarlos. No sabe que el problema esta en que no ha sido educado y tampoco ha sido capaz de auto-educar su mente y su espíritu.
El docente debe enterarse de una vez por todas de que está ligado directa, estrecha y muy fuertemente al crecimiento y desarrollo de nuestro País. Debido a que es el que tiene influencia sobre los jóvenes que tiene a su cargo. Cuando la mayoría de los docentes inician su carrera empiezan con muchas energías, sobre todo si eligió su profesión por vocación y no porque “no le quedaba de otra”. Pero, sucede que conforme pasan los años se vuelven pesimistas y se hacen llamar realistas. Ahora, un punto muy importante: La fuerza de voluntad. Por tercera vez citaré a Jagot, el cuál escribe otro libro llamado El poder de la voluntad[6]. El autor señala que la mente es el elemento más importante para poder llegar a concretar nuestros anhelos y en este libro enseña métodos prácticos y efectivos para desarrollar la voluntad, uno de ellos es la auto-sugestión, con el ejemplo que él mismo pone: “No permitiremos que nuestras tendencias inferiores pongan traba a la realización de nuestros más caros deseos.” (Jagot, 1983). De aquí deduzco que nuestra mente puede ser nuestro amigo o enemigo dependiendo de cómo la formemos, los hábitos que tengamos. Si nos repetimos día a día: “Todo va mal, todo va mal” evidentemente todo irá mal. En cambio si somos capaces de convencernos y repetirnos: “¡Yo puedo!” y no sólo repetírnoslo sino tener fe y creer realmente que somos capaces de cambiar nuestras circunstancias y ponernos en acción por medio de nuestra voluntad.
Una vez que los maestros cambiemos nuestra mentalidad y adquiramos la capacidad de superar nuestros problemas, de llegar al aula con una actitud positiva, la cabeza en alto la espalda recta dispuestos a dar todo por nuestros alumnos no sólo ese día sino todos los días, debemos empezar nuestra profesión con todas las fuerzas y el ímpetu que tengamos y no dejar que estas fuerzas vayan decayendo y disminuyendo. Debemos auto-educarnos, educar y dejar que nos eduquen, la educación es un proceso muy complejo, abarca muchas cosas y se da en simultáneo externa e internamente.
Debemos desarrollar una Cultura de Liderazgo, debemos formarnos como líderes, ejemplo a seguir de nuestros estudiantes. El profesor debe entender esto, y no sólo hablemos de los estudiantes en general, incluyamos a esos que se están preparando y desean ser educadores, porque no se trata de beneficiarnos individualmente sino beneficiar a nuestra patria.
Muchos agachan la cabeza por ser profesores otros por ser peruanos, y muchos por ambas cosas. No nos han inculcado amor y respeto por nuestra patria y una de las grandes razones es porque no hay líderes que nos orienten y con su ejemplo la hagan progresar. Nos hemos sumido en un mar inmenso de pesimismo y derrotismo, no somos capaces de apostar por grandes empresas porque nos sentimos menos. Para progresar tenemos que forjar líderes. Será un líder quien haya a través de sus actos construido una autoridad en su persona y pueda dirigirse como líder[7]. Esto significa de forma implícita que el líder no posee una actitud pesimista, sino más bien sabe hacerle frente a los problemas y es un gran optimista. ¿Qué clase de justificación tendría una persona que por sus problemas económicos personales hace mal su trabajo y transmite su pesimismo a las futuras generaciones?
¿No es este el caso de nuestros docentes en la actualidad? ¿No es esta la situación docente en la que nos encontramos?
¿Les hemos enseñado a ser líderes? ¿Les hemos enseñado a fortalecer su voluntad? Podemos decir incluso que les hemos enseñado los cursos de las materias correspondientes.[8] Pero la Educación, la razón, el centro de nuestra profesión, es un proceso que debe tener en cuenta al ser humano también como ya se ha explicado a lo largo de este trabajo en cuanto al aspecto volitivo, a su personalidad, su carácter, y no me cansaré de decirlo: su identidad.
Si seguimos reflexionando, otra pregunta que podría surgir es ¿Alguien tiene que enseñarle al docente a ser líder o tener fuerza de voluntad o este mismo tiene que adquirir consciencia individual y hacerlo por su propia cuenta?
Es como con las capacitaciones o las especializaciones de las cuales nos quejamos debido a que, en nuestro caso como estudiantes podemos decir, no nos otorga el Estado o los que nos da la Universidad son deplorables, inadecuados, ineficientes, carentes de metodología; y lo mismo decimos de nuestros cursos de pre-grado, entre otras cosas, frases como: “El profesor da separatas insuficientes”, “No da buena bibliografía”. Creo que el que quiere ser profesor debe desarrollar como todo líder autonomía y pro-actividad. Si algo le es insuficiente él mismo debe tomar las riendas y salir en su búsqueda. Si le recomiendan malos libros el mismo debe trabajar e investigar, esforzarse, auto-educarse.
Por último, este país ya está harto de gente pesimista, necesita gente de acción, gente dispuesta a colaborar con su crecimiento. Y los profesores estamos llamados a la laboriosa, ardua, pero al fin y al cabo, satisfactoria tarea de formar a esta nueva generación de ciudadanos que puedan fortalecer su carácter, definir su personalidad y defender y amar su identidad.
______________________
Bibliografía:
[1] El desarrollo de la personalidad es una materia que se viene estudiando por la psicología y se viene además aplicando en el mundo empresarial con gran éxito, y ahora también en la administración pública los profesores con mucha más razón no debemos dejar de lado esta materia.
[2] Sierra Ancalle, Fernanda, 2012. “Tradición Pedagógica Alemana” disponible en:
http://altaculturayeducacion.blogspot.com/2012/08/tradicion-pedagogica-alemana.html[3] Delgado, Washington “¿Cuándo se jodió el Perú?” en ¿En qué momento se jodió el Perú? (Lima: Ed. Milla Batres, 1990)
[4] Con esto no digo que los trabajos de los autores como W. Delgado o G. Lumbreras carezcan de relevancia, sino que a nosotros como ciudadanos nos toca hacer como dijo J. F. Kennedy “pensar en lo que podemos hacer por nuestro país”.
[5] Jagot, Paul. La Timidez Vencida. (Barcelona: Ed. Joaquín Gil, 1976)
[6] Jagot, Paul. El poder de la voluntad. (Barcelona: Iberia, 1983)
[7] La Fuerza en El Liderazgo.
[8] Si es que podemos decir que se los hemos enseñado bien, porque los altos indicadores de deficiencia en los nieveles de capacitación de los docentes son un tema del cual no trataré, pero demuestran porqué profesionales de otras carreras dictan cursos.